jueves, 27 de diciembre de 2007

La Primavera nunca llegó a Anhedonia; la Ataraxia decidió cometer suicidio y la Eudaimonía terminó en un estado de Depresión Crónica.
La Isostheneia ya no podía controlar la igualdad de fuerzas dentro de su cuerpo y la Epojé decidió no callar más y emitir juicio.

Todo colapsó y llevó a la causa del efecto (¿o es el efecto de la causa?). Ya nada importa, más que la imágen de su cuerpo moribundo arrastrándose por los recobecos de la habitación. Sangran las heridas, se abren las cicatrices y se pierden las esperanzas.
Todo cae, toca fondo y con suerte, rebota. Quisiera rozar el borde con la yema de los dedos.
Me gustaría sentir lo que maté y enterré hace tiempo; me gustaría ser más fuerte que eso y cortar los hilos con los cuales hace de mi, una muñequita de ocio.

Romper las cadenas que la atan a los fantasmas del pasado y a los entes del presente. No entiendo, no entiende, no entendemos.
Decime por qué; por qué justo vos viniste a dar conmigo? Explicamelo.

Somos la causa de un desequilibrio Cósmico.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me partiste la cabeza una vez. Cuando juntaba los pedazos te leí y me la partiste de nuevo.
Yo venía bien, haciendo pie con una patita en el fondo. Y con inusual impunidad, me abriste la jaula de mis pájaros. Estabas del otro lado y me gritabas que saltara. No salté.
Andaba sin buscarte, pero sabiendo que andaba para encontrarte. Pero cuando me di cuenta ya te había perdido.
Mi Maga, mi Amelie, mi utopía...
Papá Noel me trajo nostalgia, que querés que le haga...

Eugenia S. dijo...

Dah. El cosmos está regido por fuerzas que interactúan de una forma muy extraña que hacen que las cosas más inusuales (o no) ocurran. No intentes darle explicación, a lo mejor no la tiene.

Un beso grande.